De nuevo, y gracias al fantástico trabajo del equipo de comunicación de A contracorriente films, pude acudir a un pase de prensa más en los Verdi de Madrid, en este caso para ver una de las películas del primer Barcelona Film Festival: la coproducción hispano-argentina Casi leyendas, comedia humanista con muchos toques de drama. Una película sobre bandas musicales con un popular reparto con figuras cómicas de ambos países como mayor reclamo, y una apuesta por esa filosofía de la nostalgia y el reencuentro que tanto gusta al espectador y tanto se está explotando en estos momentos. Todo ello características que habitualmente me repelen a la hora de acudir a visionar este tipo de películas en la sala de cine, pero aprecio el talento interpretativo del lince Segura, y rara vez diré que no a un pase de prensa. Y cuán agradable es afirmar que fui gratamente sorprendido. Lo cual no implica tampoco que hablemos de una gran película que recomiende con entusiasmo. Pero pese a tratarse de una película demasiado evidente en su argumento y en el manejo emocional y su tono, unos personajes completos y un humor muy acertado la hacen una película muy agradable.
Axel (un hilarante Santiago Seguro muy inspirado que se reserva los momentos más divertidos) es un español con síndrome de Asperger solitario y con claros problemas comunicativos que trabaja en una empresa informática y un día se informa de un concurso de la radio argentina que por su veinticinco aniversario pretende celebrar un concierto de reencuentro de antiguas bandas. Por ello decidí volver a juntar a Auto Reverse, la banda de su juventud, y vuela a Argentina a reclutar, tras décadas sin contacto, al exbajista y ahora profesor de geografía viudo y depresivo Javier (un también estupendo Diego Peretti) y al exbatería y ahora seductor abogado en vías de separación, desprendido y ególatra Lucas (Diego Torres, el punto débil del trío). Las asperezas y adversidades del loco plan y la distancia que ahora les separa complicará todo, pero en última instancia lo sacarán adelante al descubrir cuanto se necesitan entre ellos y a la banda. Una comedia dramático de fracaso y redención, de reencuentro, amor y familia, y de luchas postreras por la pasión y la compañía pese a lo absurdo que esta resulte. Su compacto y raudo guión mantiene el interés y consigue que el espectador se implique con una tríada de personajes torpes pero bondadosos y divertidos. Los vivaces diálogos y la hábil sátira de las bandas de rock añejas y sus clichés identitarios dan juego en el amargo relato de la madurez. La institución familiar, sus grietas y su necesidad para el bienestar de nuestros héroes centra el foco sentimental del filme, dirigido por un veterano en la comedia argentina Gabriel Nesci que también compone las canciones del ficticio Auto Reverse, de entre cuyo ñoño pero optimista y motivacional repertorio destaca Elevados. La factura fotográfica de Sol Lopatin es rutinaria pero correcta, y la ambientación escénica de los lugares de la historia y el mosaico de secundarios crean un ecosistema vivo con el que no familiarizamos y empujamos moralmente a los patetoides protagonistas. Una historia en la que la música acaba siendo secundaria, en tanto elemento importante para el trío pero a su vez excusa para considerarse amigos y reencontrarle sentido a sus fracasadas existencias.
Como sucede a menudo en estas comedias sobre familia, amor y resentimiento con toque buenista y dramático salpimentando la comedia, el desarrollo argumental sigue todas las rutas que cabían esperar del mismo. Conforme más pasa la comedia a un segundo plano y se traslada el foco al drama de personajes más sentimentaloide más entra la película en una convencional rutina de momentos ya vistos y blandura emocional facilona y efectista. Dentro de este contexto, es en las relaciones amorosas dónde se muestra menos inspirado, no estando estas a la altura de la descripción que se hace de los problemas y pasados de los antiguos rockeros en la primera parte de la película. Y en definitiva, una vez se reúne el grupo la película sigue siendo graciosa pero pierde potencia e impacto.
Divertida, tierna y entrañable, esta comedia de simpáticos personajes hará las delicias de la mediana edad y ofrecerá un rato ligero y agradable, pese a carecer de todos los elementos para que la recordemos demasiado. 6/10
