Una vez finalizado el frenesí de febrero y los Óscar, las carteleras españolas viven de marzo a junio un período de tranquilidad cinematográfica. No llegan títulos muy publicitados, y son buenos días para descubrir propuestas más pequeñas y no por ello menos interesantes que en otro momento del año pasarían más desapercibidas por la vorágine de cine más mediático. Un buen ejemplo de lo mencionado sería la película que nos ocupa, un acercamiento a un tema siempre apasionante: la comedia negra británica La muerte de Stalin, nueva película del prestigioso Armando Iannucci tras años de silencio cinematográfico. No compartí el entusiasmo por In the loop, pero reconozco su valía como comedia y entiendo que el estilo de Iannucci, fino y de humor muy personal, tenga el crédito que tiene. Una vez llegó esta película a nuestros cines, era imposible no sentir curiosidad con ese reparto, ese argumento y ese aplauso crítico. Por ello, aun con retraso, acudí a los Cines Golem de Madrid a disfrutar del último estreno de la distribuidora Avalon entre una audiencia veterana. Y, aun estando influido negativamente por las inadecuadas condiciones fisiológicas con las que encaré la producción, me divertí con una película interesante pero levemente decepcionante. Una comedia de inteligente guion y competentes interpretaciones, pero de un fluir carente de pegada y de comedia lejana a la genialidad y a la carcajada salvaje. Una película que es un éxito en su campo, pero un campo que no es el del gran cine. Es más, bien podría funcionar mejor como una serie de televisión.
Moscú, 1952. Tras una distendida cena con sus ministros y el recibimiento de la grabación de un concierto, el gran camarada Iosif Stalin fallece inesperadamente. Ante este imprevisto popularmente trágico pero políticamente prometedor, los miembros de su gabinete se adentrarán en un revirado juego de cambios, de conspiraciones y de enfrentamientos fratricidas en pos del ansiado trono de la URSS. Una sátira elegante y maliciosa que se mofa sin reservas del tiránico régimen que Stalin impuso en la madre Rusia. Reflexión sobre la hipocresía social de las esferas del poder y de los envenenados dardos que se lanzan constantemente entre sonrisas y aparatosas ceremonias de luto. Película de interesante argumento que no por conocido pierde vigencia. Película de sibilinos diálogos y sagaces líneas, revitalizadas por un reparto entregado a la causa, del que destaca un muy entrañable Jeffrey Tambor. Poderoso y cargado uso de la música clásica, que da presencia en el inicio y el cierre a unos hechos históricamente fascinantes que en ocasiones pueden verse banalizados por el tono cómico. Filme que además toma la acertada elección de ajustar la duración del metraje y transitar rápidamente entre escenas, perdiendo el menor tiempo posible en contextualizar o describir personajes.
Acorde con el tono planteado desde el guion, el filme presenta un aspecto de excesiva teatralidad que, en su mayor parte, lo hace empalidecer. El hecho de que casi la totalidad del reparto esté compuesto por actores británicos o angloparlantes hablando un inglés de alto nivel imposibilita sobremanera que lleguemos a creer que vemos dirigentes rusos históricos. Tanto el diseño de producción como la realización carecen de demasiado interés, rindiendo a un nivel de equipo de media tabla de liga nacional. Y aun siendo bastante graciosa, casi nunca es hilarante, lo cual haría que funcionase de verdad. Porque digámoslo claro: la película es muy competente. Con respecto a lo que pretende, la película logra sus objetivos. Pero lo logra desde un perfil bajo. Y esto es necesario decirlo. Buen cine, sin duda, pero no todo el buen cine trabaja en los mismos niveles. E independientemente de lo mejor o peor que funcionen en este nivel, este es un aspecto que la crítica rara vez recuerda mencionar. Y que desemboca en todo tipo de desengaños para los lectores.
Flemática, bruna y sobria, La muerte de Stalin es humor inteligente y ameno pero la película no consigue realmente trascender, debido a sus flaquezas en los aspectos formales.
- Título: La muerte de Stalin/The death of Stalin
- Dirección: Armando Iannucci
- Guión: Armando Iannucci, David Schneider, Ian Martin y Peter Fellows, a partir del cómic The death of Stalin de Fabien Nury
- Actores: Steve Buscemi, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Michael Palin, Olga Kurylenko
- Dirección de Fotografía: Zac Nicholson
- Música de: Christopher Willis
- Estreno: 9 de marzo de 2018
- Duración: 106 minutos
- Web Oficial: http://www.avalon.me/distribucion/catalogo/la-muerte-de-stalin
- Nota: 6,5/10